jueves, 16 de septiembre de 2010

Resumen Partida Belgarath 3ª Parte: Camino a Tol Honeth

A marchas forzadas estoy terminando estos resúmenes. Pasan muchas cosas pero voy a ser más breve que en el anterior o no los termino nunca, que con ese han sido más de 4 días dale que te pego a las teclas cuando tenía un momento y no estoy por la labor otra vez.

Así que, continuando con nuestro grupo de héroes, estos se marcharon de la ciudad de Tol Rane con destino a Tol Honeth. Sin embargo, debían tener cuidado, ya que la guardia y las legiones que vigilan la calzada buscaban a los sospechosos de haber atacado al conde Nashor. En este punto, el grupo se amplió con dos nuevas incorporaciones, convirtiéndose en el grupo de jugadores y personajes que permanece hasta la actualidad, tras más de medio año desde que se detuvo la partida.

Jin Raiba: Atípico rivano que encontraron en la primera posada del camino donde pasaron la noche. Sanguinario, ama el combate y tiene un carácter fuerte y arrojado. No es un mimbrano, pero prefiere solucionar siempre los problemas con la espada antes que por otros medios. Se unió a ellos sencillamente porque vio rasgos alorn en el sendario Drazhark y porque al ver a un cherek en el grupo, supo que habrían peleas cerca. No se sabe casi nada de su pasado, ni de porqué abandonó la lejana isla de los Vientos.

Daehrotom: Bardo algario que encontraron casi terminando el camino varios miembros del grupo. Nadie le invitó a unírseles, pero el algario, lejos de su hogar, tras intentar infructuosamente ligar con todas las hijas de carreteros que encontraba en el camino, se acercó a ellos y comenzó a cabalgar a su lado. Cada día mejora su música y su especial dedicación a los caballos le han hecho ganarse en poco tiempo el aprecio de sus compañeros.

El grupo comenzó a avanzar por la calzada. Iban ocultando sus armaduras, cabalgando en silencio y sumidos cada uno en sus propios pensamientos. Hz2b no había comunicado a nadie lo que contenían los escritos, ni tan siquiera la existencia de los mismos. Aku se había sumido en un melancólico silencio desde que su camino se separase del de Xelena; Drazhark se alegraba de alejarse de aquella tierra que, sin recordarlo, casi le provoca la muerte y Minsc, sencillamente, imaginaba que cuanto más al norte se dirigiera, antes podría llegar a su hogar.

La primera noche, un rivano solitario se acercó a su mesa y se sentó. Era hosco, parecía que buscara pelea, porque respondía a las educadas invitaciones a marcharse con malas palabras. Minsc se puso algo de su parte, al ser alorns los dos, y el rivano pareció calmarse. Como necesitaban pasar desapercibidos y Jin no respondía a las descripciones que podían dar de Pertu, decidieron dejar que les acompañase. El camino fue transcurriendo sin muchos problemas, mientras cada uno intentaba practicar con sus habilidades.

A la tercera noche, cuando tomaron una misma habitación para descansar todos, fue cuando comenzaron las pesadillas. Hz2b, Minsc, Aku e incluso Jin soñaban que se encontraban atados y que una presencia amenazadora, oscura cual sombra, les preguntaba acerca de un extraño texto y su misión. Solo el ulgo sabía a lo que se refería y estaba presto a averiguarlo cuando, de repente, desapareció de su mente. Esto fue porque Drazhark se había despertado, sobresaltado, y había intentado en vano despertar a sus compañeros. En ese momento, la puerta se abrió de golpe. Una sombra oscura, un encapuchado entró en la habitación, seguido de dos hombres con sus armas desenvainadas igual de corpulentos que Minsc. Drazhark intentó llegar a su espada, le cortaron el paso, le atacó uno de ellos obligándole a retroceder hacia donde se estaba posicionando el otro. El encapuchado lo observaba todo desde la intimidad que le otorgaban las sombras de su vestimenta. Nadie puede recordar exactamente como sucedió o qué pasó, puesto que todos dormían y Drazhark cerró los ojos, resignado a su muerte, contra una pared. Solo él sabe qué gritó y como un fuerte viento empujó por la ventana y hacia la puerta a los guerreros, cayendo uno al piso de abajo y saliendo el encapuchado junto al otro despedidos hacia el pasillo.
En ese instante fue cuando se despertó el resto del grupo. Solo entendieron del sendario que alguien había entrado y salieron corriendo, buscando a los culpables. Los guardias de la legión que estaban en la puerta, fuera, dormían profundamente, pero no así el resto de viajeros que se hospedaban, lo que motivó que el grupo saliera huyendo de la posada a altas horas de la madrugada y se internara en el bosque, a terminar de descansar sin llamar la atención ni de encapuchados, ni de guardias. Por supuesto, nadie creyó las extrañas ideas que contaba Drazhark, pese a que se preguntaban cómo se habría deshecho en realidad de los tres -si realmente eran tres- atacantes él solo.

Avanzaron, tomando precauciones sobre si volvería a aparecer el encapuchado que todos habían visto en sueños y al que se negaban a aceptar que fuese real. Cerca de una pequeña aldea, un mercader les reconocío por las descripciones, como aquellos que habían atacado a Nashor. El mercader les ofreció su silencio a cambio de que le custodiaran hasta Tol Honeth, en una relación en la que todos saldrían ganando, pues él tendría escolta gratuita y podría engañar a los soldados si paraban al grupo de guerreros. Pero Aku, Hz2b, Minsc y demás se negaron, por lo que el mercader los delató ante la guardia.
Los soldados de la aldea solo pudieron encontrar a Aku, Drazhark y Hz2b, quedando Minsc y Jin en "libertad" mientras estos tres estaban en el calabozo. En seguida llegó el jefe del cuartel y comenzó a interrogarlos. Cuando parecía evidente que no les dejarían salir de allí, el mercader que les había delatado apareció y se puso a discutir con el guardia, al que parecía conocer, sobre la posibilidad de que le escoltaran hasta la capital y así él se quitaba un enorme problema de encima. Aunque tuvieron que dar su palabra de honor de que seguirían y ayudarían al comerciante si conseguían la libertad, ninguno tenía intención de cumplirla una vez se hubieran alejado lo suficiente de aquella pequeña ciudad (y que un mimbrano no cumpla su palabra es algo enormemente deshonroso para él y para su familia si llegara a descubrirse).

Cuando consiguen salir de la ciudad, temiendo la traición del mercader, lo asesinan junto con el soldado de escolta en la noche, al borde del camino. Este hecho hace que todo el mundo que descansaba en la oscuridad se despierte, los gritos de las víctimas han llenado el aire y es cuestión de tiempo que los propios comerciantes intenten detener a los asesinos antes de que lleguen los legionarios. Como alma que lleva el diablo, todo el grupo desapareció en el bosque, dejando atrás dos cadáveres y con las manos manchadas de sangre. Decidieron rápido, para escapar. Minsc y Jin, que no habían sido detenidos, seguirían camino hacia Tol Honeth para entregarle la carta al emperador. El resto, Drazhark, Aku y Hz2b, se ocultarían unos días, dejando pasar algo de tiempo antes de reencontrarse con ellos en la entrada de la ciudad. Se marcharon en direcciones distintas.

Mientras Minsc y Jin avanzaban por la calzada de la Gran Ruta de Caravanas del Oeste, los demás se dirigieron a través del bosque (donde Aku tuvo que enterrar su amado y particular casco para no levantar sospechas, perdiéndolo para siempre), hacia Strand, al refugio en el que habían rescatado a Xelena, la casa oculta de Nashor que esperaban que les sirviera de refugio sin levantar sospechas.
Lo que hicieron durante los días que duró el "destierro" fue beber mucho alcohol, comer, practicar con la espada y, en el caso de Drazhark, buscar a un erúdito en Strand para que le enseñase a leer y escribir, aunque fuese lo básico y ya seguiría él aprendiendo más adelante. Un anciano que se prestó a ayudarle a cambio de unas monedas, enseñaba al explorador a leer a base de golpes de vara si se equivocaba. Fue efectivo, pues en algo menos de diez días, Drazhark sabía diferenciar las palabras y leer frases completas medianamente bien. Tras esa rápida estancia en la casa de Nashor, algo abandonada y en la que tuvieron que recoger el cadáver del criado muerto hacia casi un mes y hacerlo desaparecer, retomaron el camino hacia Tol Honeth.

Por su parte, Minsc y Jin disfrutaron de un viaje tranquilo, hasta que en una posada, despertaron el recelo de los legionarios porque su aspecto coincidía con la descripción de alguno de los asaltantes al mercader y al legionario. Además, como no habían tomado la molestia de limpiar sus armas, la sangre seca aún se encontraba en ambas hojas. Los alorn reaccionaron de la mejor manera que saben, luchando. Lejos de dejar inconscientes a los legionarios, Jin partió el cráneo de uno de ellos por la mitad, teniendo que huir del cuartelillo pegado a la posada entre las sombras, coger los caballos de los establos y salir huyendo hasta Tol Honeth, a donde llegaron sin volver a parar en una posada y siempre bordeando la calzada, sin entrar en ella hasta que se encontraron en las mismísimas puertas de la majestuosa capital del imperio tolnedrano.

Aku, Hz2b y Drazhark avanzaron a buen ritmo, deteniéndose en las posadas a descansar, sin ser molestados ni vistos. Se habían quitado las armaduras y las guardaron para evitar levantar sospechas, junto con las armas, puesto que caminar con un ulgo de las cavernas ya era llamar la atención demasiado como para que se fijasen en otros detalles. Mientras pasaban las noches al raso y en las posadas de la calzada, encontraron a un bardo algario, llamado Daehrotom, con más morro que espalda, que se acercó a ellos pidiéndoles algo de dinero para comer. Le invitaron, y como muestra de agradecimiento, se puso a tocar su laud, mientras Aku arrancaba a cantar con horrorosa voz, causando el enfado del dueño del local.

Como el algario bardo no tenía nada que hacer, salvo intentar seducir a cualquier doncella, jovencita, o mujer casada que hubiera en los alrededores, le pareció una buena idea seguirles. De este modo, se vieron en la obligación de soportar al bardo cantante mientras avanzaban hacia la capital. Cuando Daehrotom comenzó a tocar en algunos momentos y a recoger un poco de dinero, su compañía se hizo más soportable. Además, en ninguna de las descripciones que circulaban entre los legionarios había un algario al que detener, por lo que podían pasar más desapercibidos.

A pesar del tranquilo viaje, llegaron a Tol Honeth con un par de días de retraso y sus compañeros ya se temían lo peor.

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