"Spartacus: Blood and Sand". U.S.A. (2010) 13 Episodios.
Imperio Romano. Año 73 a.C. A Capua llegan una nueva remesa de esclavos procedentes de Tracia. Son desertores, extranjeros que estaban en la reserva del ejército de Claudio Glabro y que contradijeron las instrucciones del legado para defender su tierra natal. Aquel al que llaman Espartaco es uno de los supervivientes que capturan y, junto a su esposa Sura, son llevados al Imperio para ser vendidos como esclavos.
Un lanista en horas bajas pero con el campeón de la ciudad, Quinto Lentulo Batiato (John Hannah, el hermano de Rachel Weisz en 'La Momia'), comprará a Espartaco tras ver como es capaz de liquidar él solo a varios gladiadores se supone que era una de las víctimas en el anfiteatro. Junto a varios esclavos, iniciará el entrenamiento y aprendizaje para convertirse en gladiador, intentando que, al complacer a su señor, éste pueda reunirle de nuevo con su esposa.
Espartaco (Andy Withfield), de quien nunca llegamos a saber su verdadero nombre, entrena pese a su inicial rechazo y el desprecio de todos los gladiadores que ya se han ganado su marca. Pronto se hace amigo de Varro (Jai Courtney), un gigantón rubio parecido a un querubín hipertrofiado que ha entrado en el ludus por sus deudas en el juego, que se convertirá en su apoyo durante su paso por los juegos y su esfuerzo por sobrevivir en la arena para encontrar a su mujer.
Junto a él, el entrenador de los esclavos, llamado Dottore (Peter Mensah), intentará que saque la furia que guarda para demostrarlo en la arena, mientras el campeón del ludus, Crixo, y los gladiadores que le apoyan -como Barca- desean ver su caída cuanto antes.
Batiato le convence pronto para que le sea obediente y pelee por su casa si quiere volver a ver a su mujer con vida y que él los reuna. Sin embargo, el domine de la casa tiene otras intenciones mientras continúa conspirando en la ciudad para poder alcanzar una posición social mayor. Su mujer, Lucrecia (Lucy Lawless, más conocida como Xena), será su fiel apoyo en todas sus decisiones, ayudándole a conspirar (aunque a veces no comparta sus métodos), para alcanzar una mayor posición social, intentando principalmente influenciar en Ilithyia -una joven influyente de Roma-, la esposa del Legado Glabro que se hospeda en su villa.
Para estos fines, Batiato se servirá de su inagotable ambición, utilizando a sus gladiadores como guardaespaldas, matones a sueldo y recaderos tramposos (el caso del sirio Ashur), de engaños y sobornos, accediendo a cuantos caprichos puedan pedirle los ciudadanos de mayor estatus que él, solo con el fin de poder mejorar su posición en los juegos y acceder a un cargo político que eleve su casa por encima del resto.
Y por ello, no verá como en el corazón de su ludus se urde, poco a poco, alimentado por el miedo, el odio, el amor, la venganza, el desengaño y el deseo de no morir para que otros se diviertan, la rebelión de esclavos más famosa del Imperio romano liderada por aquel a quien considera su nuevo campeón: Espartaco.
Con una ambientación en la Roma republicana, a caballo entre lo visto en 'Gladiator' y en otras series, como 'Roma', y la estética de sangre, combates y efectos de cámara de '300', "Espartaco: Sangre y Arena" se convierte en un espectáculo donde el sexo y la violencia priman sobre prácticamente todo lo demás. Los combates son bastante espectaculares en su mayoria, duros y sin un atisbo de piedad, ni miramientos por mostrarnos cuerpos desmembrados, ni vísceras saliendo presurosas de heridas en el vientre. Las escenas de sexo, sin llegar a lo totalmente explícito, se sirven de los desnudos sin ningún pudor y las muertes y conspiraciones son el plato del día en cada capítulo.
Personalmente, la serie me ha parecido interesante. Los calvarios por los que pasa Espartaco, desde su decisión de huir con su mujer, la aceptación de su destino como gladiador y, finalmente, la venganza contra Batiato por arrebatárselo todo son reflejados casi a la perfección por Withfield. John Hannah y Lucy Lawless también bordan los papeles de mezquinos romanos aspirando al poder, al igual que los que encarnan a Solonio o a Ilithyia, o al sirio Ashur, que también busca su propio interés. Hasta gente aparentemente fría, los gladiadores, tienen sus momentos de debilidad y sus amores, como Barca y Pietro o Crixo con Naevia.
En definitiva, una serie interesante y recomendable a todos aquellos de estómago que no se escandalicen a las primeras de cambio. La segunda temporada no verá la luz hasta el año que viene, debido a los retrasos sufridos mientras esperaban la recuperación del cáncer padecido por Andy Withfield, quien finalmente ha tenido que ser sustituido. Será raro ver a otro actor haciendo de Espartaco en la fase inicial de su revolución, pero para descubrirlo tendremos que esperar un poco más.
Le doy a esta primera temporada un 8/10.
martes, 3 de mayo de 2011
"Spartacus: Sangre y Arena"
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