jueves, 19 de agosto de 2010

La renovación Skaven y el monje que frenó a Karl Franz

Llevo más de un mes queriendo presentar aquí, para los dos o tres lectores que tengo, la renovación de algunas figuras skaven que se iba a producir cuando saliera a la venta la nueva caja de iniciación de la 8ª Edición con Altos Elfos y mis "valientes" hombres rata. Tenía imágenes de las miniaturas de plástico solamente montadas buscadas en foros americanos e ingleses, pero nada, como casi siempre, se me ha pasado el tiempo sin llegar a poner nada, así que ahora tengo las imágenes oficiales de Games Workshop con las miniaturas nuevas pintadas. La única pega, el precio de la caja.

La caja de iniciación cuesta alrededor de 80€ y me encantaría encontrar a alguien que colaborase con los gastos de la parte equivalente de figuras de los Altos Elfos, ya que ni el mago, ni los jinetes, ni los espaderos, ni la guarda marina, ni el grifo me interesan lo más mínimo; yo quiero mis skavens y el libro de reglas. Estoy pensando en ponerlo a la venta por ebay, pero no me gusta la idea de vender antes de tener una cosa y por supuesto, no tengo dinero para pagarla antes.

Las nuevas miniaturas que presenta la caja son un Ingeniero Brujo, un Señor de la Guerra, un Maestro del Clan Moulder, dos Ratas Ogro nuevas, un Lanzallamas de Disformidad y un Mortero de Viento Envenenado, todo ello en plástico y nuevamente esculpido, amén de los 40 guerreros del clan que me vendrían al pelo como morralla para el ejército, jeje. En fin, dejo unas cuantas imágenes para que las veáis.
A parte de esto, lo otro a lo que se refiere el título de la entrada es una chorrada curiosa que me pasó en una partida el sábado pasado. Fue una batalla campal a 2000 puntos entre Skavens, Imperio y Enanos. Al final ganó el Imperio, gracias al héroe legendario Karl Franz, pero un solo skaven del clan Pestilens, un monje de plaga que portaba un estandarte mágico dio bastante guerra. Éliminó él solo a los restos de una unidad de lanceros (serían unos 7) y se enfrentó al comandante solo tras haber aniquilado a los lanceros, pero murió en el intento. Una batalla que había sido nefasta para los skavens por el bombardeo de fuego enemigo por parte de los cañones imperiales y enanos, lo suficientemente lejos como para que las tropas fueran cayendo poco a poco mientras se acercaban al resguardado enemigo. Por suerte, dos errores ocasionaron al final de la partida, la explosión de sendos cañones imperiales -los enanos habían fallecido un turno o dos antes- facilitó que el monje intentase la venganza y limpiar el honor skaven. Fue algo muy cómico y ridículo, y más habría sido si hubiera vencido, pero al final la lógica se impuso.

De momento, a ver si logro pintar la Rueda de la Muerte y para la próxima partida ya deja de conocerse como la "peana de la muerte", jaja. Fin del cuento :P .

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