martes, 2 de noviembre de 2010

'La Princesa Prometida'

'The Princess Bride', de Rob Reiner. U.S.A. (1987)

Un niño enfermo y su abuelo (el mítico detective 'Colombo') que llega a contarle un viejo cuento que le leía a su padre cuando se encontraba en cama. Así comienza 'La Princesa Prometida', sin que nada nos haga presagiar que estamos a punto de asistir a la narración de una de las historias más divertidas y entretenidas que ha dado el cine de aventuras.

Aunque el nieto no tiene ningún interés en la historia sobre una hermosa granjera llamada Buttercup (Robin Wright), que termina enamorándose perdidamente de su siervo, Westley (Cary Elwes), que la adoraba desde siempre. Debido a que es pobre y quiere darle más a Buttercup, Westley parte en un viaje para cruzar el oceano a tierras más ricas para regresar con fortuna. Sin embargo, el barco es asaltado por el famoso Pirata Roberts, quien es conocido por no dejar supervivientes, y la pobre Buttercup queda sola y triste.

Al cabo de los años, el príncipe heredero Humperdinck (Chris Sarandon), presenta a su princesa prometida al pueblo, con la que se casará para reforzar la unión. Dicha hermosa joven campesina no es otra que Buttercup. Sin embargo, ese día, mientras va paseando a caballo, es asaltada por un gigante llamado Fezzik, un hábil espadachín español, Íñigo Montoya (Mandy Patinkin) -que persigue a aquel que mató a su padre cuando él era niño, un hombre de seis dedos, para cumplir su venganza- y a un italiano bajito llamado Vizzini (Wallace Shawn), quienes la secuestran y pretenden matarla junto a la frontera del país vecino para que, confundidos, se desate la guerra entre las naciones.

Sin embargo, no cuentan con alguien que les persigue, un auténtico espadachín encapuchado que les seguirá desde que zarpen en barco hasta dar con la princesa prometida, sin dejar nada claro que es lo que busca el desconocido.

'La Princesa Prometida' es una película inolvidable. Buenos y alegres diálogos, una aventura que gusta a niños y mayores y un tono de libro fantástico que impregna toda la historia, otorgándole la magía de los relatos bien hechos. Desde el pirata Roberts, hasta Íñigo Montoya, todos los personajes son carismáticos, siendo los buenos muy nobles y los malos careciendo de dicha moral, y a pesar de ser tan encasillados, se les coge cariño enseguida. Creo que es una adaptación literaria, pero el resultado como película es perfecto.

Sin grandes efectos especiales, ni grandes pretensiones más allá que la de entretener y divertir, nos mantiene toda la cinta en vilo, como el abuelo a su nieto cada vez que detiene la narración, demostrando que pese al tiempo, siempre que se ponga un poco de ilusión en una historia y se ruede con entusiasmo, una película puede volverse imperecedera. Le doy un 8'3/10. Una grata sorpresa la película, sí señor. Quien me iba a decir que llevaba tantos años desconociendo la existencia de este relato de aventuras por autonomasia. Más vale tarde que nunca.

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