viernes, 16 de enero de 2009

'Clive Barker's Jericho': Sargento Frank Delgado

Nombre: Frank Delgado.

Altura: 2’10 m.

Peso: 130 Kg.

Edad: 31 años.

Ojos: Marrones verdosos.

Cabello: Moreno.

Grupo Sanguíneo: 0+

Función en el comando: Armas pesadas.

Especialidad: Piromancia.

Historia: El sargento Delgado lleva sangre mestiza y chikasaw y se pasó gran parte de su turbulenta infancia dando tumbos de un hogar adoptivo a otro, hasta que lo acogieron unos parientes lejanos de una reserva de Oklahoma. Con el fin de descubrir su identidad cultura, Delgado se entregó en cuerpo y alma al espiritualismo chikasaw en busca de la sabiduría chamanística. Mezclando la alquimia y el chamanismo, invocó a un ente ígneo que, según él, se trataba del espíritu chikasaw Ababinili, aunque fue incapaz de controlarlo hasta que contactó con otros demonios en Borneo, Mongolia y Lituania que le enseñaron a dominarlo a voluntad.

Por desgracia, Delgado empleó sus conocimientos sobre sustancias psicotrópicas y la química para financiar su investigación, lo que llamó la atención del DEA y el Gobierno chino. A falta de menos de 24 horas para su ejecución en Pekín, el Departamento para la Guerra Oculta movió los hilos y lo liberó. A cambio de su vida, accedió a formar parte del comando Jericho y fue adiestrado en el arte de la guerra ocultista.

Facultades Especiales: Es un piromántico, que podría traducirse como "aquel que habla con el fuego". En el caso de Delgado, el fuego con el que habla es el ente Ababinili, un ser ígneo chikasaw. Tras establecer contacto con el espíritu, Delgado le entregó el brazo derecho como ofrenda, el demonio lo aceptó y ahora vive ahí en plan parásito durante las misiones, encerrado en una enorme cápsula de metal cubierta de símbolos arcanos, cortesía de la sargento Church. Curiosamente, la cápsula está calentita al tacto. Durante el combate, Frank abre la carcasa y libera a Ababinili, que hace estragos en las líneas enemigas hasta que vuelve a encerrarlo. Cuando disfruta de la libertad, el espíritu de fuego suele acatar las órdenes de Delgado, lo que lo convierte en un arma devastadora.

Los poderes de Delgado le han salido caros, ya que el espíritu de fuego necesita un huésped de carne y hueso, así que el soldado se ha sacrificado el brazo para alimentarlo. Le han injertado un dispositivo especial de contención, diseñado entre el propio Delgado y la sargento Billie Church. Igual que un ave de presa llameante, Delgado lo abre para liberar al ente y después le ordena que regrese. El precio que tiene que pagar Delgado salta a la vista. Para que el espíritu le obedezca ciegamente durante una misión, a cambio, tiene que permitir que el ente viva como un parásito en el brazo. Al igual que muchos otros parásitos, Ababinili no quiere fastidiar tanto a su huésped que éste le mande a freír espárragos, así que le alivia el dolor de las quemaduras en el brazo mientras está confinado. Sin embargo, cuando lo liberan durante el combate, el dolor vuelve con más intensidad que nunca.

Habilidades de Combate: Frank solo dispone de un brazo operativo, ya que el derecho está recubierto del armazón donde habita el ser ígneo que le da el poder. Como consecuencia, emplea armas que pueden dispararse y cargarse con un solo brazo, gracias a los mecanismos de recarga que lleva instalados en la coraza.

Arma Principal: GUARDIÁN DEL AVERNO, Gatling de tres cañones del 7.62.

Arma Secundaria: DOLOR, pistola automática del .50 personalizada.

Personalidad: Antes de firmar el pacto con el diablo de fuego, era un tipo muy espiritual, un auténtico chamán, pero desde entonces, se ha convertido en un buscabroncas y casi siempre está cabreado, quizá por el insoportable dolor que sufre cuando libera al espíritu. Odia que le trasteen en la cabeza, da igual que sean psicólogos o parapsicólogos. Tiene un alma gemela en la sargento Church. Se considera un alquimista moderno. Químico, farmacólogo y botánico autodidacta. Encaja con el perfil del típico marrullero y le encanta armar follón.
Tiene un problema de autoridad y no acata órdenes a ciegas.


En el Juego: Frank Delgado es el “tanque” del grupo. Su enorme constitución, así como su arma automática con mil balas le convierte en uno de los personajes que más se suele utilizar para eliminar enemigos sin tener que recargar constantemente, amen de que su espíritu de fuego puede ayudar en más de una ocasión. Es el más mordaz, camorrista e independiente del grupo y no hay nada que le caracterice más que esos gritos de <<¡No me dejes, Billie!>> cuando hieren a Church.
Cuando Ross está muriendo, él es quien le da la mano y al primero donde el capitán salta desde su cuerpo, y no se lo toma muy bien, ya que cuando le preguntan donde se encuentra Delgado si Ross lo controla y le dice que está ahí, como dormido, contesta que “los cojones”.

Su papel más importante comienza en la época de las Cruzadas, puesto que se separa del grupo junto con Church y Black, al caer el resto por un puente, y debe avanzar hasta el final con ellas. Delgado es el arma de asalto en esta misión, puesto que lo mejor es disparar y quemar con él mientras Church los inmoviliza y Black los liquida de un balazo. Cuando se reúnen con el resto del operativo en la capilla y se enfrentan a Maltheus, Frank es quien lleva la voz cantante diciéndole que "es la misma mierda que me soltaron en el colegio de curas" a los comentarios de pedir perdón y ser puros del obispo maldito.

En Roma, Delgado cobra algo más de importancia al tener que dirigirse solo a varias localizaciones en las termas, ya que es el único que puede soportar el fuego sin sufrir daño alguno gracias a su escudo del mismo elemento. Una vez pasado el nivel de Roma y tras completar Sumeria y los demonios a los que hay que enfrentarse allí, Delgado vuelve a tener un papel principal en el desenlace.

Cuando el sacerdote sumerio comienza a cerrar la grieta y todos se resignan a lo inevitable, Delgado, tras abrazar a Billie, se dirige a todos. Les recrimina que se crean las tonterías del sacerdote, que nadie estaba descansando en comunión con lo desconocido, sino que estaban sufriendo en el purgatorio y volviéndose locos. Solo había que ver a los templarios o al centurión Tertius Longinus para darse cuenta de ello. Para él, si hay que morir ahí dentro, que sea luchando y agarrando el cuello del Primogénito. Rawlings le apunta con sus pistolas y Delgado no se esconde y saca la suya. El pater le pide a Black que lo detenga, pero todos dudan y Ross, controlando el cuerpo de Rawlings, le hace levantar las manos y le recuerda que él continúa al mando. Así, se dirigen a la brecha que está intentando cerrar el sacerdote, que les mira y les dice que si le traicionan, todo lo que quieren morirá. Frank le apunta a la cabeza diciéndole "Todo lo que quiero está aquí" y le dispara. El sumerio cae, Billie se asusta, ya no hay marcha atrás. <<¿Cómo se mata a un inmortal?>>, pregunta Church; "Mira y aprende" es la contestación de Delgado antes de cruzar la brecha.

Una vez dentro de la brecha y enfrentados al Primogénito, Delgado es el tercero que poseen y cuando devuelve al enemigo el ataque con su espíritu de fuego se ven ambos espíritus luchando, hasta que vence Ababinili. Es otro de los supervivientes del comando.

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