viernes, 8 de octubre de 2010

'La Casa de los Espíritus'

'The House of the Spirits', de Bille August. U.S.A./Portugal/Alemania/Dinamarca (1993).

Tras leer el libro, decidí ver la adaptación a la gran pantalla de la novela de Isabel Allende, esperando que no hubiera sufrido demasiado con su paso al cine. El elenco de actores protagonistas suponía un gran avance, puesto que entre Jeremy Irons, Glenn Close y Meryl Streap se colaban Winona Ryder y Antonio Banderas en lo que tenía todo el aspecto de una superproducción de Hollywood, pese a que la mayor participación en producción fuera europea. Con todo, nos dispusimos a ver las más de dos horas que dura la película con curiosidad, y este es el resultado.

La historia comienza igual que en la novela. Esteban Trueba (Jeremy Irons) pide matrimonio a Rosa Del Valle bajo la atenta mirada de los padres de esta y de la hija menor del matrimonio, Clara, que puede mover objetos con la mente. Con la bendición de los padre, Esteban se marcha a las minas para hacer fortuna y encontrar un filón que le permita volver para casarse con Rosa y darle la vida que se merece, pero por desgracia, cuando llega descubre que ha muerto, fruto de veneno destinado a su padre por algún desconocido que no estaba de acuerdo con que Severo Del Valle entrase a política con el partido liberal.

Tras conocer la noticia, Esteban vuelve a su casa donde su hermana Férula (Glenn Close) cuida a su madre impedida, soltera y atada de por vida al cuidado de la misma mientras su hermano tiene la libertad de poder vivir fuera de aquel asfixiante ambiente. Eso hace Esteban y con el dinero obtenido por la mina, compra una hacienda llamada Las Tres Marías y la convierte en la más fructífera de la zona. Allí, por que le apetece, viola a una indígena, poniendo la primera piedra de en la creación de un futuro desastre.
Cuando su madre muere, regresa a la ciudad y se encuentra con los Del Valle, acompañados de Clara (Meryl Streep), que ya es toda una mujer, y la pide en matrimonio.

Felizmente casados, el matrimonio, junto con Férula, se muda a las Tres Marías, donde transcurrirán sus vidas sin demasiados incidentes hasta el nacimiento de su única hija, la pequeña Blanca, que se sentirá de inmediato atraída por el hijo del hombre de confianza del patrón, Pedro Tercero. Conforme pasan los años, Pedro Tercero (Antonio Banderas) se convertirá en un revolucionario idealista, lo que conllevará que Esteban Trueba lo expulse de su propiedad, sin sospechar que es el amante oculto de su hija Blanca (Winona Ryder). Esto provocará el conflicto generacional en la familia, entre un padre conservador y político y una hija y su amante que luchan por las libertades, revelándose contra el sistema.
A partir de aquí, los acontecimientos irán viniendo, cayendo por su propio peso, hasta el golpe militar de 1973 y sobre la familia Trueba-Del Valle planeará, acechante, la figura de Esteban García, el bastardo que concibiera con la indígena Esteban Trueba.

La película se salta completamente una generación, la de la hija de Blanca, Alba, centrando los hechos ocurridos en la propia Blanca. Algunos de los pasajes más recurrentes de la novela se han mantenido, como el accidente de tráfico, o la aparición de Férula, pero se ha pasado casi de puntillas por la extraña clarividencia de Clara y su capacidad de hablar con los espíritus, al igual que se han obviado otros hijos y hermanos, e incluso localizaciones. Esto sería normal si no fuera porque la película cae en el error de querer contar lo poco que cuenta de forma rápida, escueta, y sin profundidad. Uno piensa que si se eliminan ciertos personajes es para dar mayor protagonismo a los que quedan, pero en su afán de llegar al calvario que sufre Blanca/Alba, se olvidan las sesiones de su madre, las hermanas Mora, el terremoto y, sobretodo, los numerosos ataques de rabia de Esteban Trueba.

En el intento de realizar su cometido, la película cuenta el libro e intenta adaptarlo correctamente. Sin embargo, y a pesar de los famosos y buenos actores que la componen, sus personalidades quedan vágamente difuminadas y no llega a existir apenas empatía entre el espectador y ellos (no lo digo como lector, sino que considero que cualquiera que vea la película sin conocer el libro, se quedará como si le faltase algo a la historia para ser realmente buena), lo que hará que la cinta pasa sin pena ni gloria frente nuestras retinas.

En resumen, le doy un 6'4/10.

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