jueves, 17 de septiembre de 2009

'Love & Honor'

'Bushi no ichibun', de Yoji Yamada. Japón (2006)

________________Nunca subestimes a un ciego.


En esta tercera película de su 'Trilogía del Samurai', Yamada no se aleja demasiado del planteamiento y la forma de sus dos anteriores películas 'El Ocaso del Samurai' y 'The Hidden Blade', si bien aquí cambian levemente los conceptos.

Shinnojo Mimura (Takuya Kimura) es un samurai de clase media que vive con su mujer, Kayo, y que es catador oficial. Su cometido, junto con otros samurais, es probar la comida del señor antes de que se la lleven, para evitar que envenenen al mismo. Aunque Mimura ya está harto y desea abrir una academia de espada para enseñar a los niños de una nueva forma. En el transcurso de su cotidiana tarea, Shinnojo cae enfermo por la comida y, aunque no se teme por su vida, queda ciego, incapaz de realizar tarea alguna.

Toda su familia queda preocupada, puesto que lo más probable es que lo degraden y pierda su estipendio de treinta sacos de arroz, por lo que vivirá en la pobreza y nadie quiere tener esa lacra en su familia. A Kayo, su mujer, le hace una oferta el supervisor Shimada Toya de que le visite y entonces él hablará bien al señor para que mantengan la pensión. Aunque no desea ir, la familia de su marido la presiona y Kayo es forzada, por el propio Shimada, a tener relaciones con él para que este hable bien de Mimura y mantengan el estipendio, no perdiendo su condición.

Pero cuando Shinnojo descubre que su mujer se ha rebajado y que su honor ha sido destrozado por quedarse ciego, entra en cólera y hace lo que debe hacer un samurai para limpiar su honor, que es eliminar de su vida a quien lo ha manchado. La vida de Mimura, acompañado de Tokuhei su sirviente, se vuelve entonces más triste y destructiva hasta que una información que llega a él por casualidad, le de nuevas fuerzas para limpiar su honor y recuperar lo que tanto ansía.

'Love & Honor' es una película lenta, con pocos cambios, donde Yamada vuelve al tema del honor del samurai, pero desde otra perspectiva: ya no habla de mandatos severos y obediencia, o conflictos propios o entre amigos, habla del amor, de los sacrificios que unos son capaces de hacer por amor y del sinsentido del honor y la necesidad de poder utilizar este como excusa para recuperar la vida de la que no quería desprenderse. De nuevo, la figura del deshonor es el peor castigo que un samurai podía sufrir y era preferible enmedarlo o la muerte antes que dejarlo pasar.

No es una mala película y recupera el ritmo perdido en la última media hora, pero no es como las dos anteriores. Le doy un 6'7/10.

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