'Kakushi ken oni no tsume ', de Yoji Yamada. Japón (2004)
Segunda película de la llamada 'Trilogía del Samurai' de Yoji Yamada en la que vuelve a hacer alusión a los temas del amor, el deber y el honor de la vía del samurai en una época en la que el cambio estaba acabando con las tradiciones niponas en el S. XIX.
Munezo Katagiri (Masatoshi Nagase) es un samurai que, junto a su amigo y también samurai Samon Shimada, despiden a otro amigo común, Yaichiro Hazama (Yukiyoshi Ozawa), cuando este se marcha desde su pequeño poblado a Edo. Munezo vive con su hermana pequeña, que está prometida con Samon, su madre y una criada llamada Kie, a quien ofrecieron trabajo poco antes de que su padre debiera suicidarse por un asunto del clan.
Tras esta breve presentación, pasan varios años y es cuando la película realmente comienza. Munezo vive solo, tras casarse su hermana, su criada Kie (una dulce Takako Matsu) con un comerciante y morir su madre, está bastante descuidado y, aunque no pasa necesidades, el cuidado de la casa es nulo. Además de ello, les envían a un joven instructor de Edo para que les enseñe a utilizar las nuevas armas de fuego provenientes de occidente, así como a correr como los ingleses y a que empiecen a asumir la inutilidad de las costumbres samurais que durante cientos de años han regido sus vidas y a cambiarlas.
Pero no es hasta que el pasado de Munezo vuelve a su vida, cuando la misma cobra interés: por casualidad se encuentra en una tienda a Kie, la criada que se marchó de casa, demacrada y mucho más delgada y enseguida comienza a interesarse y preocuparse por ella hasta tal punto, que se descubrirá el amor que le profesa desde hacía tantos años por todos, pese a que Munezo no se lo haga saber a Kie. Y por otro lado, Munezo y Samon se enterarán de que Yaichiro ha sido capturado en Edo por ser un desertor que, junto con otros, planeaban atentar contra el Shogun, y que va a volver a su pueblo detenido... lo que incluye a cualquier antiguo amigo o conocido de Yaichiro en una lista de posibles cómplices y Munezo cuenta, además, con la lacra del suicidio de su padre.
Con este argumento, Yamada nos presenta otra obra ambientada en la época del declive de los samuráis donde se analizan los prejuicios existentes en el amor entre castas, la innecesariedad de los seppukkus, la cuestión del honor por encima de la vida y lo anticuado de la idea, así como la verdadera naturaleza de la lealtad o el deber, porque Yamada analiza con lupa los sentimientos de los protagonistas de sus películas, sobretodo cuando deben hacer algo de lo que reniegan, por el deber y el honor del clan y por el simple hecho de que es la voluntad del superior, que generalmente, suele ser un ser desagradable.
De las dos que llevo vistas de Yamada, he de decir que me han sorprendido gratamente, porque no esperaba que me enganchasen, puesto que la mayoría de las obras del cine nipón que he visto -casi todas de Kurosawa- me cuesta quedarme enganchado la mayoría de las veces, aunque no por ello les quito mérito. Munezo vive con la carga de su pasado y preocupado por no revelarle su amor a Kie, lo cual hay que decir que es desesperante, porque ahorraría mucho tiempo y muchas ganas de espabilarle. De las mejores escenas que tiene, el entrenamiento con el viejo sensei Tora, que le enseña sus mejores técnicas (y el viejo se desquita agusto, porque le rompe la caña en el abdomen a Munezo, jeje), así como la muestra al fin de la Espada Escondida, la técnica que Tora le enseñó solo a Munezo y que, a pesar de honores y deberes, aplica con toda justicia el samurai.
Mi puntuación es un 8'6/10. Cine de calidad.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
'The Hidden Blade'
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