jueves, 22 de agosto de 2013

"Deja en paz al Diablo", de John Verdon

"Let the Devil Sleep" E.E.U.U. (2012) España (2012) 475 pág.

Han pasado seis meses desde el tiroteo que casi le cuesta la vida a Dave Gurney y, aunque está prácticamente recuperado

de sus secuelas físicas, Gurney se ha vuelto más arisco, desconfiado y gris en su vida. Un día recibe una llamada de una periodista a la que conoció mientras todavía trabajaba, que le pide que atienda a su hija Kim, universitaria que está preparando una serie de reportajes sobre los familiares de las víctimas de un asesino que quedó en libertad que se hacía llamar el Buen Pastor.

A regañadientes, Gurney acepta acompañar a la joven a una serie de reuniones, pero cuando comienza a repasar la investigación del asesino, algo en su cabeza le dice que quedaron demasiados cabos sueltos y que el enfoque del F.B.I. y de la policía podría haber estado equivocado desde el principio, lo que hace que se despierte en él su necesidad de encontrar la verdad. Y todo quedaría en un leve intento de despertar al perspicaz, aunque ahora más impulsivo, Gurney si no fuera por las extrañas amenazas que la joven Kim recibe de alguien que, al parecer, no desea que se remueva lo que fue el caso de El Buen Pastor y es que, a veces, es mejor dejar en paz al diablo.

Productores televisivos oportunistas que ven en el sencillo método de entrevistas de Kim la forma de revivir los hechos que llevaron a su cadena a la fama; un agente del F.B.I. claramente a la defensiva y capaz de desacreditar sin escrúpulo alguno a quien cuestione la forma en la que llevó el caso y una misteriosa persona que hará lo necesario para evitar que tanto Kim como él sigan investigando acerca del Buen Pastor.

La relación con su esposa, Madeleine, está cambiando poco a poco, aunque Gurney no sea capaz de saber si a mejor o a peor, a raíz de su recuperación. De igual forma, el hecho de ponerse a pensar en la resolución de un complejo caso sin resolver hace que su mente se distancie más de las preocupaciones que le rondaban desde que fuese herido en su anterior investigación volviendo, poco a poco, a ser el Dave de siempre. También dará grandes pasos en la relación con su hijo Kyle, con quien poco a poco irá descubriendo que tiene más en común de lo que pensaba.

Esta tercera novela de Verdon y, por ende, de los casos del detective de homicidios retirado Dave Gurney se enfoca de una forma completamente distinta a las dos primeras, yéndonos a un crimen del pasado e iniciando la investigación por motivos ajenos a la resolución del caso, entrando en una vertiginosa vorágine final en la que se pondrán todas las cartas sobre la mesa en más de un caso de asesinato sin resolver. Gurney contará con la ayuda de Jack Hardwick, el cínico detective de Nueva York que es lo más parecido a un amigo que tiene, pero también con enemigos, representados esta vez en los agentes del F.B.I. o la psicóloga forense Rebecca Holdenfield, quien en ocasiones anteriores le ayudase y en la actualidad duda de sus capacidades.

El autor ahonda en esta novela más en las relaciones personales y familiares de su protagonista, no obstante su recuperación de los disparos sufridos le ha llevado a las puertas de la muerte y ello cambia hasta a este experimentado y metódico agente. Dado que la mayor parte del libro transcurre ayudando a Kim con las entrevistas de las víctimas de los asesinatos cometidos hace una década y repasando datos de aquella investigación, los verdaderos desencadenantes los tendremos en las últimas páginas, sin que ni el grueso de la novela se haga lento, ni pesado. Tampoco el final en los últimos capítulos es demasiado apresurado, dado que cuadra perfectamente con la historia, llegando a un desenlace que yo, por ejemplo, no me esperaba, aunque tampoco me entusiasmó demasiado.

Yo le doy un 7'7/10.

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