lunes, 26 de abril de 2010

Se acabó "Hay alguien ahi"

Que lento estoy, que lento... no termino esto nunca. Bueno, a ver, vamos a ello.

Hace un mes ya casi terminó la serie española de Cuatro "Hay Alguien Ahí", primer intento de ficción española de adentrarse en una serie de terror, unida al thriller policiaco de investigación que yacía como subtrama bajo los fenómenos paranormales que ocurrían en la casa de los Pardo-Simón.


Esta familia (compuesta por los padres y tres hijos) se mudaba a una idílica casa en una exclusiva urbanización, animados por un amigo de la familia que les vende la mansión. Sin embargo, una vez en la casa, comienzan a suceder extraños fenómenos y una ouija que realiza Íñigo, el hijo, con el resto de sus amigos, despertará a las dos almas en pena que están atadas a esa casa y que buscan venganza para poder descansar en paz. Elisa y Raúl, dos hermanos que fueron asesinados en la casa hace veinte años, intentan, de formas poco ortodoxas, que los habitantes de la casa les ayuden, mientras que policías, vecinos y demás personas pueden verse salpicados por las investigaciones de aquellos sucesos del pasado que se van a airear y no les interesa.

La pequeña Ana, la menor de la familia, es la que antes toma contacto con los espíritus, en especial con Raúl, que tenía la misma edad que ella al morir y de quien se hará amiga; podríamos decir que este es el "espíritu bueno", frente a Elisa, más impulsiva y vengativa, capaz de sembrar el pánico por conseguir lo que quiere, o al menos, hacerse oír. Y lo que los espíritus quieren es a Iván, aunque nadie sabe quién es el susodicho, ni donde pueden encontrarlo, ni siquiera la relación que tuvo con ambos hermanos o si tiene algo que ver con su muerte.

A la familia inicial, se sumará Jorge Selvas, un vidente dueño de una librería que intentará ayudarles, así como la inspectora de policía Ruth Bernal, que investigará el caso hasta que sea apartada de él a consecuencia de un cáncer terminal. Pese a ello, seguirá investigándolo por su cuenta, siendo sus descubrimientos vitales en ocasiones para desvelar los secretos que encierra esa casa. También está Nikoletta, la criada húngara que es más de lo que aparenta, así como los amigos de Íñigo (detonantes y víctimas), el Comisario Poveda (alguien que sabe bastante más de lo que parece) y la loca de la novia de Íñigo, Silvia, que le traerá de cabeza a él y a toda su familia.

La serie se presentaba como una novedad en el panorama nacional, donde nunca se había tomado como premisa utilizar una casa encantada y la temática de thriller/terror para narrar una historia por capítulos. Cierto es que el terror, el efecto del miedo, se perdía a los pocos capítulos, puesto que toda la familia acepta a los espíritus y el hecho de que tienen que ayudarlos y salvo la intriga generada en momentos de acertada tensión, no se buscaba ya, o no se conseguía, el efecto del terror. Eso sí, un enorme baile de secundarios ayudaban a prolongar la trama y a que no se limitase todo a la casa, sobretodo en los momentos en los que la investigación parecía quedar estancada.

El desenlace se presagiaba de esta forma, aunque tal vez porque pretendían tener otra temporada, en el último capítulo se aceleran más aún las cosas (véase el caso del compinche de Iván que quedaba y su "ridículo" final; o lo que parecía ser una nueva trama con Ana cambiándose por Raúl en el pasado). Eso sí, con la de señales que hay toda la temporada, y no es capaz de hacer nada con Irene el vidente, eso si tiene delito.

De todas formas, la serie era entretenida, pero no daba manteniendo el nivel para las dos temporadas completas. Yo destacaría al personaje de Justo, interpretado por Carlos Bardem, que me caía muy bien -pese a sus escasas apariciones- y me alegré mucho cuando le vi de nuevo en los últimos capítulos. En conclusión, yo le doy un 6'8 a la serie.

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