domingo, 10 de agosto de 2014

"Fuego Blanco", de Douglas Preston y Lincoln Child

"White Fire". E.E.U.U. (2013), España (2014). 427 pág.

Ha pasado casi un año desde el espantoso descubrimiento que se desveló ante el Agente Especial del F.B.I., A. X. L. Pendergast, y el otrora impertérrito agente se ha aislado para poner en orden sus ideas y su maltrecho corazón.
Pero para el resto de personas a su alrededor, la vida continúa y Corrie Swanson, la protegida de Pendergast y estudiante de criminología en el John Jay, está preparando su tesis para optar a un prestigioso premio y poder terminar de pagar sus estudios sin depender del sureño agente.

La búsqueda de un caso lo suficientemente interesante la llevará a la antigua localidad minera de Roaring Fork, donde hace ciento cincuenta años, un oso grizzly devoró a varios mineros en las montañas y cuyos restos están siendo trasladados en estas fechas para permitir la construcción de un nuevo residencial de lujo en la que ahora es una de las ciudades y estaciones de esquí más cotizadas en Estados Unidos.

Todo son ventajas cuando llega a la ciudad, donde hasta el jefe de policía se ofrece a ayudarla. Sin embargo, al día siguiente todo cambia, le retiran los permisos y Corrie es detenida por acercarse más de la cuenta a dichos restos.
Sin nadie más a quien acudir, pedirá ayuda al Agente Pendergast para poder realizar su investigación. Aunque, ¿qué motivos pueden haber para que no dejar examinar las muertes de unos mineros en 1876? ¿Y qué relación con todo ello puede tener un relato perdido de Sherlock Holmes fruto de una reunión entre Oscar Wilde y Sir Arthur Conan Doyle?

Para rematarlo todo, Roaring Fork se verá atacada por un maníaco que pondrá en peligro la estabilidad del pueblo y la seguridad de sus más pudientes habitantes pero, ¿tendrá esto realmente algo que ver con el pasado o es simple casualidad?

Bajo este título asistimos a un nuevo caso de Aloysius Pendergast que sirve para cerrar levemente los trágicos acontecimientos de la trilogía anterior centrada en Helen, volviendo a un asunto menos personal y en el que, como en "Naturaleza Muerta", nos centramos en un caso lejos de la vida personal del agente y en el que toma mucho protagonismo Corrie Swanson de nuevo, la joven que conociera en aquel pueblucho llamado Medicine Creek, y que volverá a involucrarse en una peligrosa investigación a pesar de las advertencias de Pendergast, poniendo su vida en manos del azar.

Con su destreza habitual, Preston y Child esta vez nos regalan incluso retazos de investigación sherlockiana y se atreven a "imitar" el estilo de Conan Doyle para narrarnos ese "relato perdido" que nuestro protagonista buscará para desentrañar la relación entre los crímenes del pasado y del presente.

Si bien, debo de decir que en ningún momento dudé de la autoría -aunque sí del móvil-, de los crímenes que comienzan a suceder en el presente (las pistas son obvias), los motivos para averiguar el verdadero destino de aquellos mineros del lejano oeste y las consecuencias que el pasado tiene en el presente han sido lo más trabajado de esta historia. Quizás ese afán por introducir la mitología sherlockiana en el relato ha encumbrado esa parte y lastrado levemente los crímenes del presente, dejándolos no ya en un segundo plano, pero con un tratamiento menor al que nos tienen acostumbrados los autores. Eso sí, debo de reconocer que la aparición de Pendergast en escena ha sido una de las más memorables que he leído en mucho tiempo, una delicia.

Para los que nunca se hayan asomado al universo creado por estos dos autores, esta novela es un buen inicio, aunque siempre recomendaré encarecidamente comenzar desde aquel "El Ídolo Perdido/The Relic", para poder ser sorprendido por cada uno de los misterios que la vida de este extraño agente nos depara en cada caso.

Volviendo a retomar, aunque sea levemente, el blog, le doy un 7'3/10.

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