jueves, 18 de marzo de 2010

La historia de Adrien Bucurel, para el 'Vampiro'

Hoy he tenido un hueco. Un momento libre tras haber hecho todas las cosas que tenía que hacer y preparar durante esta semana, a falta de seguir dando nuevos pasos en pleitos, así que he aprovechado para terminar la historia que tenía pendiente de hacer para la partida de 'Vampiro: Edad Oscura' donde iba a llevar a este personaje y que puede comenzar dentro de un par de semanas como mucho.

También me serviría para escribir unas pocas líneas y descubrir que mi amor por la escritura no ha decaído y que solo tengo que tener una cosa clara, una idea, y volveré a reescribir ese libro perdido y olvidado de la mano de los dioses. Sin más, para quien quiera leerla, la dejo aquí también.


La caravana se detuvo, poco a poco, más allá de la frontera de Bizancio con el imperio turco, donde prácticamente acaban las tierras de los musulmanes y se puede aspirar el aroma que la noche arrastra desde Tierra Santa.

Para quien puede olerla, la sangre derramada tras décadas de conflictos entre europeos y árabes impregna la tierra que una vez vio nacer y caminar al hijo de Dios, tierra mancillada por ejércitos, por conquistadores y por cruzados.


Me separo de la jati, mi compañía, para adelantarme. Mi familia viva me respeta y me teme a partes iguales. O tal vez no, poco importa ya que sea el mismo sentimiento que me inspiraba a mí Yanik durante los años de aprendizaje que siguieron a mi abrazo. Antes del Beso, me despreciaban por ser medio gajo, pero no nos expulsaron porque mi madre era adivina y era útil, no solo para los compadres, si no también para los hijos de Ravnos. Y yo, ¿qué era yo? Un prometedor chiquillo que tal vez hubiera heredado sus habilidades y que, solo tal vez, pudiera conservarlas tras el abrazo.

Me relamo, porque huelo la sangre en la tierra, la siento. Todos y cada uno de los que cayeron cumplieron su
svaddharmma y, aunque no sigo fielmente esa senda, mis creencias hacen que comparta parte de lo que piensan mis "primos" de más al este. Mi familia espera encontrar algo de paz durante un tiempo tras años de persecución en Europa, pero temo que aquí solo encontrarán lo mismo; yo solo espero encontrar un príncipe dormido en su trono, que despierte encima de un precioso caos.

La figura que se ha separado de la caravana comienza a difuminarse levemente. Un halo espectral la envuelve mientras su forma parece desdibujarse y adoptar la de un lobo. Sin embargo, al que llaman Adrien de la familia de Bucurel, natural del pueblo de Arad, en Hungría, sigue estando ahí. Si alguien se fijase lo suficiente, vería al hombre caminar, orgulloso, a través de la nebulosa figura del lobo que le rodea.

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