jueves, 8 de octubre de 2009

"Clones", de Michael Marshall Smith

"Spares", 363 pág. U.S.A (1997)

En el tercer milenio, en un futuro no demasiado lejano pero sin especificar, Jack Randall debe volver a hacer frente a los fantasmas de su pasado cuando, tras una ausencia de cinco años trabajando en una Granja de recambios humanos, regresa a Nueva Richmond (ciudad que es un megacentro comercial que aterrizó y nunca volvió a despegar, de más de doscientas plantas, que se asienta sobre la incendiada ciudad antigua), con unos recambios clónicos que no deberían estar ahí.

Jack Randall era policía, de los menos corruptos que podían encontrarse en el Departamento de Nueva Richmond, eso sí, muy pendenciero, mujeriego y adicto al rapto, una droga alucinógena inyectable muy pontente.

Apenas recuerda el porqué de los hechos que, cinco años atrás, le llevaron a ser trasladado directamente, en un estado lamentable, a una de aquellas Granjas de reuestos humanos, a ser un capataz que ni siquiera podría hacer su trabajo sin la ayuda de los androides.

Ahora, de nuevo en problemas por no aceptar lo establecido, Jack vuelve a la ciudad que le destrozó para intentar redimir su alma y salvar vidas, huyendo de un pasado trágico, de los enemigos que dejó detrás y de los recuerdos de una guerra enloquecedora en la que participó veinte años atrás.

Este libro lo tenía en una estantería desde que lo pedí, allá por 1997. Era el inicio de mi época lectora, que comenzó porque a mi padre no le apetecía pedir libros a Círculo y, como debía hacerlo, me dejaba a mi ese trabajo. Al principio comencé con libros de adaptaciones de películas (tipo "Jumanji", "Babe, el cerdito valiente", "Toy Story", etc.) y poco a poco fui cogiendo literatura más adulta -casualidades que me dió por la fantasía épica-. Doce años después, en un intento de redención, lo he sacado de la leja y lo he leído y me he quedado con ganas de más.

"Clones" no es una obra maestra, en ocasiones, sus comparaciones son las propias que haría un drogadicto y nadie más que el autor y su personaje las entienden, lo que hace que haya partes del mismo más difíciles de leer o, al menos, de entender qué está pasando o qué sucede en la mente de Randall (sus paranoias me desesperaban y sus comparaciones, más). Jack Randall tampoco es un héroe y eso queda claro desde el primer momento. Pese a que sus motivaciones puedan ser mejores, este ex-policía es un drogadicto consumado, incapaz de asumir sus propias decisiones, buscabroncas y egoista: un antihéroe en toda regla.

Sin embargo, la trama, lo que esconde Randall, su pasado con Howie y Vinaldi, su presente con los clones, su futuro negro y el Abismo, intrigan al lector y le obligan a seguir leyendo. Gracias a películas como 'Blade Runner' podemos hacernos una idea de ese futuro que nos describe Marshall Smith, pues es muy parecido en cuanto a la estética, y ayuda a meterse en el libro.

Como curiosidad, Spielberg compró los derechos de esta obra para hacer la película, pero nunca se llegó a rodar. Justo cuando caducaron, la productora que los había tenido desarrolló y estrenó 'La Isla', película protagonizada por Ewan McGregor y Scarlet Johansson en la que interpretaban dos clones que vivían en un almacen donde esperaban que el sorteo les llevase a una fabulosa isla paradisiaca, único lugar no contaminado del planeta, aunque la realidad era que cuando su número salía, era para ser despedazados para entregarle el "trozo" que le falla a la persona en base a quien se clonó. Michael Marshall Smith deshechó emprender acciones legales, puesto que aunque la idea original es la misma, la trama cambia bastante conforme se desarrollan los hechos.

Le doy un 7'6/10.

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