'The Princess and the Frog', de Ron Clements y John Musker. U.S.A. (2009)
El regreso de Disney a la animación tradicional vino secundado de una nueva princesa. El año pasado aumentaron de forma escandalosa los rumores sobre la primera princesa Disney de color o afroamericana, saliéndose del patrón de la "chica blanca" como si fuera un hito en la historia de la multinacional (y digo yo, que Jasmin la de 'Aladdin', muy cristiana no es, ¿no?). En este blog, yo mismo hice algunos artículos con los avances de la película donde ya hice referencia a ello aquí y aquí.
Como era de esperar, 'Tiana y el Sapo' cumple los valores a los que nos tiene Disney acostumbrados de amistad, fidelidad y el sempiterno mensaje de que el amor es todo aquello que se necesita para ser feliz.
Tiana es una joven de clase baja, que ahorra todo lo que puede a base de trabajar mucho y nunca divertirse, ni descansar, para hacer realidad su sueño y el de su difunto padre: abrir el mejor restaurante de Nueva Orleans. Mientras que su madre le pide que no se estrese y el resto de las personas que la rodean no creen que pueda conseguirlo. Pero la llegada del príncipe Naveen de Maldonia a la ciudad, coincidiendo con el Festival del Mardy Grass, provocará un cambio en la rutina de la joven, y es que Charlotte, su amiga de la infancia -una loca rubia hija del más rico de la ciudad-, ha estado esperando al príncipe toda su vida, fruto de un exceso de cuentos de hadas y un padre sobreprotector.
Sin embargo, el Sr. Facilier, el hechicero vudú del lugar, -doblado con gracia por Javier Gurrutxaga-, ve una magnífica oportunidad de utilizar al príncipe y a su séquito en su propio beneficio, por lo que el vividor de Naveen terminará, sin darse cuenta, convertido en rana y la pobre Tiana, al querer ayudarlo, también.
Un viaje por el pantano y una aventura por las calles de Nueva Orleans será lo que una a nuestros protagonistas, acompañados por Loui el caimán y la luciérnaga Ray.
Varias canciones amenizarán la película (o la harán insoportable, depende del espectador), al más puro estilo Disney, mientras que Naveen y Tiana descubren claramente, lo que de verdad importa en esta vida.
Es un bonito regreso de Disney a la animación tradicional de personajes. Por supuesto, los paisajes y los efectos a ordenador no se van a abandonar a la ligera y, aunque tienen su presencia, quedan relegados a acompañar la auténtica esencia de este nuevo clásico de animación, más simpático y con un malo bastante más descafeinado, que en la mayoría de películas de "princesas Disney" (no vamos a comparar con Jafar de 'Aladdin', Úrsula de 'La Sirenita', la Madrastra de 'Blancanieves', la Bruja de 'La Bella Durmiente', por poner unos ejemplos de malos malvados), con lo que a los niños se les hará más entretenida y divertida.
Sin cansaros más, le doy un 7/10.
lunes, 8 de marzo de 2010
'Tiana y el Sapo'
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