
Antes de que Espartaco llegase a la casa de Batiato como esclavo y se convirtiese en la leyenda que es, muchos otros gladiadores lucharon y perdieron la vida en el rudimentario anfiteatro de Capua, gladiadores del ludus de Batiato quien, comenzando con su afán de querer ascender en la estricta sociedad clasista romana, nos conducirá por sus inicios y por aquellos acontecimientos que le llevaron hasta, como bien se dice al comenzar la serie, ese trágico final bañado en su propia sangre.
Buscando conseguir los favores de Tulio, el hombre más influyente de Capua y quien financia la construcción del nuevo anfiteatro, Batiato comprará a un esclavo rebelde por una suma exagerada, Crixo, a pesar de tener al actual campeón de la ciudad, un galo desafiante y temerario llamado Gannicus (Dustin Clare), un gran luchador como pocos hay en el Imperio.
El problema es que Tulio ya patrocina otro ludus, el del joven Vettius, y Batiato, ambicioso pero aún algo ingenuo, sufre en sus carnes la humillación a manos de ambos. Suficiente para que su mente se desquicie por completo y comience a tejer planes oscuros e intrigas determinadas a llevar a su lud
us al lugar más alto de la ciudad. Como no, estará ayudado por Lucrecia, su mujer, quien tras unos inicios bastante inocentes, tras la llegada de su amiga Gaia desde Roma, también comenzará a conocer el lado oscuro de su ser.Por si fuera poco, el padre de Quinto no está de acuerdo en cómo dirige su hijo el ludus y, a pesar de su enfermedad, amenaza con volver a dirigirlo. Esto hará que Batiato cambie a marchas forzadas hasta el punto en el que, ni su mejor amigo Solonio, le reconocerá.
Mientras, en la arena, vemos viejos conocidos, como Barca o Ashur -a quien veremos que ya empezaba a "labrar" buenas amistades-, antes de su cogera, así como a Oenomaus y su conversión a dottore, así como su felicidad con su esposa, la también esclava Melitta, quien por azares del destino se sentirá fuertemente atraída por el despreocupado Gannicus, amigo de su marido y campeón del ludus. También asistiremos a la forja de Crixo como gladiador y a su rápida manera de aprender, así como el principio de la tórrida relación que mantendrá tiempo después con la dueña de la casa, Lucrecia.
Sangre, intrigas, amor, sexo y combates en esta precuela de "Espartaco: Sangre y Arena", donde descubriremos el porqué son como son cada uno de los personajes que se encontrarán con Espartaco más adelante. Con un final apoteósico y digno, tanto en el combate, como en la despedida, esta serie nos ha introducido de nuevo en el ludus de Batiato, desde ot
ro punto de vista y en otro momento, viendo como los actos que realizan son los que les llevan a las consecuencias futuras.Sin ninguna duda, el personaje de Gannicus, junto con el de Oenomaus, son los mejores de esta serie surgida como un relleno mientras esperaban la recuperación del actor encargado de dar vida a Espartaco para rodar la segunda temporada. Le doy un 8'2/10. Leer más...







Y es que las series históricas estaban calando, por primera vez, en la parrilla televisiva española. 



Como muchos habréis leído o visto ya, 'Thor' está dividida en dos partes muy diferenciadas entre sí: Asgard, el mundo dorado y perfecto de los dioses, y la Tierra, donde toda la acción transcurre en un pueblecito de Nuevo México. Ambas partes están conectadas por el puente de arcoiris que guarda Heimdall (un terrorífico Idris Elba), y que servirá muchas veces como nexo para saltar de un mundo a otro en la película. Thor irá cambiando cuando vea que no es digno de su antiguo poder y que sus actos irresponsables ponen en peligro la vida de todos los que le rodean. El conflicto entre Loki, que desea el poder para sí mismo, con un padre que le quiere pese a ser diferente y un hermano que también ha estado junto a él siempre y a quien envidia, Odin y Thor respectivamente, tiene una alta carga que recuerda a las tragedias clásicas (tal vez por la afición del director a Shakespeare, o tal vez solo me lo parezca a mí), siendo sus interpretaciones y conflictos los mejor conseguidos de la cinta. 
La historia de amor entre Jane y Thor me resulta forzada, vacía y encajada como algo típico que todas estas producciones de Marvel deben contener. Portman no llega a tener en ningún momento química con Hemsworth, enamorándose cual colegiala de forma rápida y anodina. De igual modo, pese al conflicto interno que muestra Thor al encarar a su padre o a Loki, también es demasiado rápida y hueca su rendición ante la imposibilidad de poder recuperar su poder y volver a Asgard. E igual de rápido es ese buen humor que adopta por quedarse encerrado en un mundo que no es el suyo.
La parte de la película que transcurre en Asgard es la mejor llevada y más amena, puesto que la de Nuevo México se centra en que el Agente Coulson cerque la zona e interrogue a los protagonistas por tener algo que ver con el suceso, la relación de Jane con Thor y la redención del dios del trueno para volver a ser digno de blandir su martillo. 


Batiato le convence pronto para que le sea obediente y pelee por su casa si quiere volver a ver a su mujer con vida y que él los reuna. Sin embargo, el domine de la casa tiene otras intenciones mientras continúa conspirando en la ciudad para poder alcanzar una posición social mayor. Su mujer, Lucrecia (Lucy Lawless, más conocida como Xena), será su fiel apoyo en todas sus decisiones, ayudándole a conspirar (aunque a veces no comparta sus métodos), para alcanzar una mayor posición social, intentando principalmente influenciar en Ilithyia -una joven influyente de Roma-, la esposa del Legado Glabro que se hospeda en su villa.
Y por ello, no verá como en el corazón de su ludus se urde, poco a poco, alimentado por el miedo, el odio, el amor, la venganza, el desengaño y el deseo de no morir para que otros se diviertan, la rebelión de esclavos más famosa del Imperio romano liderada por aquel a quien considera su nuevo campeón: Espartaco.
Personalmente, la serie me ha parecido interesante. Los calvarios por los que pasa Espartaco, desde su decisión de huir con su mujer, la aceptación de su destino como gladiador y, finalmente, la venganza contra Batiato por arrebatárselo todo son reflejados casi a la perfección por Withfield. John Hannah y Lucy Lawless también bordan los papeles de mezquinos romanos aspirando al poder, al igual que los que encarnan a Solonio o a Ilithyia, o al sirio Ashur, que también busca su propio interés. Hasta gente aparentemente fría, los gladiadores, tienen sus momentos de debilidad y sus amores, como Barca y Pietro o Crixo con Naevia.