"The Southern Vampire Mysteries: Deadlocked". (2012) U.S.A. (2012) España. 404 pág.
Sookie ostenta un rango un poco más elevado en el Merlotte's gracias al dinero que le prestó a Sam, su amiga Tara está a punto de dar a luz sus gemelos y el resto de personas "normales" a su alrededor van alcanzando la felicidad poco a poco. Todo estaría genial si no fuese porque los problemas llaman a la puerta de la telépata y cuando el rey de los vampiros, Felipe, llegue a casa de Eric en Shreveport para preguntar acerca de la desaparición de su regente Víctor, ella sabrá que han llegado. Cuando una joven de la que Eric se estaba alimentando en una fiesta aparezca muerta con el cuello roto en su jardín y la policía comience a investigarlo, Sookie sabrá que todo lo anterior solo era la calma que precede a otra tempestad en su vida.
Cuando de improviso Mustafá, el recadero diurno de Eric se presenta en su casa y modifica a posteriori algunos de los planes del vampiro para con Sookie, nadie parece sospechar de que le pasa algo, ni de que tiene que ver con cómo se coló la joven y el crimen posterior en la casa de Eric. Como a Sookie le preocupa más que los elfos del Hooligan's se descontrolen cazando por sus tierras, que su primo feérico Claude no vuelva de su mundo junto con Niall, y de saber qué diablos va a pasar con su relación con Eric, el resto de cosas son secundarias en su vida. Además, al descubrir que el cluviel dor atrae a las hadas y demás criaturas que se refugian en el bar de streaptease de Claude tras cerrarse el portal, teme que puedan atacarle o algo peor por hacerse con el precioso objeto mágico.
En esta ya, la que se supone la penúltima novela de la saga de Sookie Stackhouse, Charlaine Harris nos demuestra que se ha quedado sin ideas y que escribe por contrato. Si bien nunca destacaron, las primeras novelas tenían planteamientos novedosos o situaciones medianamente interesantes que se estiraban a lo largo de todo el libro. Ahora eso ya no sucede. Pasan dos cosas que puede que sean la trama principal, pero que no tienen más peso que los sentimientos de Sookie o que se broncee y pinte las uñas de los pies para sentirse más mujer, hasta que de repente, en un capítulo descubrimos qué era la amenaza y se soluciona. Fin. Y puede que haya hasta dos "grandes descubrimientos" que se solventen de un plumazo, como pasa aquí también.
Por supuesto, aquí nos dirán quién fue el culpable de la maldición sufrida por Dermot; veremos los más que obvios planes de Jannalyn para con Sam y, porqué no, para con Sookie, así como la decisión tomada por Eric sobre su relación con la camarera humana (algo obvio que la autora ha ido introduciendo en los últimos tres libros quitándole cada vez más protagonismo al vampiro vikingo).
Lo cierto es que además de estar quemada ya la saga, la trama es realmente predecible y anodina, pudiendo contarse en menos de la mitad del libro. Muchos de los giros son tan rebuscados (como el malo-hada... venga, qué no quedaba nadie a quien inculpar en esta saga), o ridículos (solo Sookie es capaz de ver un inminente peligro para Alcide y Sam que todos tienen delante de sus narices), que vienen a corroborar mi apreciación sobre lo harta que está de esta saga la autora. De hecho, me sorprendería que viéramos en el último libro que ha publicado y que, supuestamente, pone fin a la saga, intrigas vampíricas, de cambiantes o de cualquier otra raza sobrenatural, puesto que los va apartando ya de golpe, hastiada de la mezcolanza y de la cantidad de criaturas que había ido introduciendo en sus libros (como el "bye-bye" a todas las hadas).
De verdad, me alegro de que la serie, con sus defectos -que también los tiene-, haya decidido no seguir mucho los derroteros de las novelas. Le doy un 5/10.
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