sábado, 11 de mayo de 2013

'Iron Man 3'

'Iron Man 3', de Shane Black. E.E.U.U. (2013)

Han pasado varios meses desde los acontecimientos narrados en 'Los Vengadores' y Tony Stark (Robert Downey Jr.), vuelve a su vida normal, diseñando nuevas armaduras mientras su novia, Pepper Potts (Gwyneth Paltrow), se encarga de dirigir Industrias Stark.
Comenzamos con un breve flashback que nos cuenta un breve encuentro entre Tony y uno de sus ligues, la doctora (Rebecca Hall), en la nochevieja de 1999, en la que también conocerá a Killian Aldridge (Guy Pearce), un prometedor científico que desea ofrecer sus proyectos a Stark. Nada podía hacer presagiar a Tony Stark que estos hechos podrían perseguirle en el presente.

De vuelta en la actualidad, una amenaza terrorista ha surgido de la nada y apunta a los Estados Unidos. El Mandarín (Ben Kingsley), un temible y sanguinario insurgente de origen desconocido colocado como la cabeza visible de todos los atentados a bases militares norteamericanas en Oriente Medio y cabecilla de las rebeliones presentes, que amenaza con atentar incluso en el propio país.

Lo que debería de ser una vida tranquila para Tony Stark, se ha convertido en una pesadilla tras los hechos de Nueva York. Por estar tan cercano a la muerte y asomarse a aquel agujero interdimensional, no deja de construir armaduras, no duerme bien y se siente desprotegido sin su traje metálico. Así que cuando su guardaespaldas y amigo, Happy Hogan (Jon Favreau), es víctima en uno de los atentados del Mandarín, Stark lanzará un desafío personal al terrorista que le llevará a sufrir el mayor ataque contra él y los suyos que jamás hubiera esperado. Dado por muerto, sin recursos y tan solo ayudado con su último -e inacabado- prototipo de armadura, el Mark XLII, Stark deberá enfrentarse a sus miedos y descubrir qué le hace de verdad Iron Man, si sus trajes o él mismo.

Partiendo del argumento de la saga 'Extremis' de los cómics, 'Iron Man 3' nos devuelve al universo del millonario inventor poniéndole en la situación más peligrosa de todas cuantas ha vivido, teniendo que sobrevivir a un peligroso terrorista y una serie de súper soldados modificados genéticamente, casi invencibles, que son los peones de una conspiración que salpica a las esferas más altas del país, tan solo con su ingenio y una armadura a medio gas.

Su amigo, James Rhodes (Don Cheadle), vistiendo la armadura de War Machine pero pintada con los colores nacionales y rebautizado como Iron Patriot, no estará para ayudarle inicialmente, pese a que se verá en los mismos problemas que Stark. Y todo ello mientras Pepper Potts tiene también el papel más importante en las tres entregas.

La tercera entrega de Iron Man supera con creces la irregularidad de la anterior cinta, llegando incluso a colocarse por momentos, por encima de la primera parte. Como siempre, Robert Downey Jr. es capaz de mantener todo el ritmo de la película gracias al carisma que le otorga a Tony Stark y a lo solvente de su interpretación. En la que es su segunda colaboración (y también la segunda película del director), con Shane Black, Downey Jr. llevaba la batuta en cada una de las secuencias en las que aparece en esta película de superhéroes con tintes de comedia y de buddy movie (las películas de compañeros policías, tipo 'Arma Letal' en las que el director era guionista), que ve su máximo homenaje en la escena final antes de la irrupción del arsenal automatizado de Iron Man para enfrentarse a la amenaza final.

Una amenaza que resulta ser más temible por parte de Killian Aldridge (el siempre muy solvente Guy Pearce), que por el Mandarín, despojado aquí del misticismo y el poder del que hace gala en los cómics en un giro bastante sorprendente y divertido que ha sido recibido con halagos y críticas a partes iguales.
Esta cinta parece cerrar la trilogía referente al hombre de hierro, pese a que Marvel asegure que volverá en breve para la continuación de Los Vengadores, como una brillante autoconclusión que, si peca de algo a mi parecer, es de mostrarnos poco a Iron Man, en beneficio de Stark. Una excelente continuación salpicada de humor y acción, que vuelve a contar con un Robert Downey Jr. en estado de gracia y una dirección mucho más cuidada y un guión más canalla, de la mano de Black.
Le doy un 8'5/10.
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