miércoles, 20 de junio de 2012

El Enigma Del Bosque

Ante todo, no soy de escribir sobre fútbol aquí y quien haya seguido esto un poco más de lo normal, habrá visto que son muy escasas las entradas relativas a cualquier deporte que he colgado. También debo advertir que no soy un gran seguidor del deporte rey, más bien esporádico, muy fan del movimiento de mercado de fichajes y sin tener un equipo favorito (más allá de simpatías por el Sporting CP, o el Compostela, derivadas de partidas a juegos de manager), lo único que me siento a ver son los partidos de la selección.
Pues el lunes por la noche, viendo el España - Croacia de esta Eurocopa 2012, reventé. No podía creer lo que la selección española estaba haciendo, de la mano de un seleccionador que, pese a darnos el Mundial, considero que es alguien sobrevalorado que encima, se cree poseedor de la verdad absoluta solamente porque tiene a su disposición a una de las mejores plantillas que ha visto el mundo en años. Y es que, como he leído muchas veces, ganamos el Mundial de 2010 sí, pero no gracias, sino a pesar de Del Bosque.

Soy consciente de que los dos o tres lectores que lean esto pueden sentirse hasta ofendidos. En las conversaciones con compañeros, amigos, en cuanto hay alguna crítica, afloran los colores sumergidos, esos que cada jugador viste durante todo el año antes de ocultarlos bajo la Roja y si criticas a Torres, te metes con los atléticos, si hablas mal de Xabi Alonso, eres antimadridista y si cuestionas lo que hace Piqué, odias al Barcelona, por lo que cada debate termina siendo una estéril fortificación en los pensamientos que se tienen y no se es capaz de ver la realidad.
Y la realidad queridos lectores, es que España juega dando pena. Que nadie ponga el grito en el cielo aún, ni aquellos que acusan de oportunistas a los demás, ni los que dicen que somos exquisitos. España, en la Eurocopa 2008, de la mano de Luis Aragonés, consiguió que los jugadores perdieran el miedo y practicaran un juego de toque, rápido, de control y bonito, que culminaba cualquier delantero que pusieramos en la punta, entiendase Villa, Torres, e incluso Güiza (sí señores, ¡Güiza!), y creó un equipo, una filosofía de juego que dado que su columna vertebral pertenecía al Barcelona, Guardiola supo adaptar (que no inventar, como muchos quieren atribuirle), al equipo de la ciudad condal.

Pasó la Copa Confederaciones y nadie le prestó atención porque, decían, era un torneo menor. Que Estados Unidos, que descubrió el fútbol y se lo tomó en serio a raiz del Mundial del 94 te deje fuera, ya era un aviso importante. Y llegó el Mundial, y lo ganamos, con mucho sufrimiento y ante selecciones inferiores que nos pusieron el corazón en un puño y nos quitaban el aliento a cada minuto, porque nosotros, los aficionados españoles y extranjeros, aquellos que entienden de fútbol y no se dejan llevar por los fenómenos de masas borregueras, sabían que los jugadores de España estaban jugando a medio gas, aturullados y sin las ideas claras, que les faltaba un director fuera del campo que les dijera cómo jugar entre ellos y a cada equipo. Ganamos, sí, pero gracias a la calidad de unos jugadores que está fuera de ninguna duda y que hacían que hasta el peor jugador del once destacase.

Pero, ¿cuánto tiempo puede estirarse ese sentimiento sin alguien con el suficiente brío para mantener unido a un equipo? ¿Alguien que da la sensación de no saber plantear un partido y depender de la genialidad de los que están jugando para luego atribuirse el mérito?
Hemos tenido una clasificación para esta Eurocopa impecable. No se ha perdido y se ha solventado sin muchas dificultades pero bueno, teniendo en cuenta que en el grupo estaban la República Checa, Escocia, Lituania y Liechtenstein, lo grave habría sido lo contrario. Sin embargo, los amistosos ya eran otra cosa. Cuando eres la campeona del mundo y juegas contra Portugal, Inglaterra, Argentina o Nueva Zelanda, todos van a salir a ganarte y, aunque pierdas -que se puede perder, y es algo normal-, se tiene que demostrar que eres un rival duro y que no les vas a dejar que repitan eso más.

Sin embargo, cuando Portugal te mete un 4-0 mientras casi andaban, te das cuenta de que alguien o no sabe contra quien juega, o no es capaz de hacer que los jugadores se tomen esos partidos en serio. Aquí no me valen lo que muchos iluminados dicen, que no se les puede pedir a los jugadores de la selección que jueguen con todo un amistoso cuando tienen 50 o 70 partidos durante todo el año con sus clubes.
Qué curioso que a los jugadores de los equipos rivales, que están en la misma situación que los españoles, sí se les pueda pedir y lo consigan.

Y entonces llega la Eurocopa. Con una lista de jugadores que repiten, pocas novedades salvo las forzadas: Villa y Puyol están lesionados, Capdevila pasó su mejor momento, Marchena igual. Y el miedo a romper el grupo llevándose a Pedro, que solo metió dos goles en la Copa del Rey, a Torres que sabemos todos cómo está, dejando a Adrián, a Soldado, por poner solo unos ejemplos.

Se juega contra Italia y nos sorprende con el "falso 9", táctica que ha adoptado para hacer jugar a Silva de titular desde que el jugador canario, que milita en el Manchester City, dijera en una entrevista que se sentía ninguneado por Del Bosque y que desde entonces es raro que no salga en el once inicial. Y empatamos un partido jugando con un mediocampo congestionado, con poca presencia en las bandas, porque Jordi Alba es un jugador normal y Arbeloa no llega a la categoría de jugador, visto lo visto, y donde se juega con delantero al final, entrando Fernando Torres que es, sin duda alguna, el que menos en forma está de los tres de la convocatoria. Claro, es Italia, una gran selección, un empate no está mal. Ir a remolque de ellos, que tienen 4 estrellas sobre el cesped, tampoco, porque estas cosas siempre están igualadas. Aceptas y callas, es el primer partido, es un empate, seguro que mejora la cosa, piensas.

Menos mal que luego llega Irlanda, que son muy malos y claro, dos goles de Torres cuando el equipo juega con un delantero puro, otro de Silva y un cuarto de Cesc que entra para volver a la táctica del falso 9 elevan la moral del público y vuelven a darle la razón a Del Bosque. Nadie se fija en el lateral derecho, donde Arbeloa da muestras de ser el gran jugador que sus defensores afirman (por eso, el Real Madrid busca en este mercado de fichajes un lateral derecho desesperadamente al usar a Ramos de central), teniendo la banda completamente sola para él porque nadie le cubre. Hasta los irlandeses se dieron cuenta de que ahí no había peligro.

El colmo, sin embargo, llegó en el partido contra Croacia. España pasaba con el empate y Croacia debía de empatar a dos goles o ganar si Italia ganaba, algo que era bastante plausible. El primer tiempo fue soporífero. Del bosque concentró toda la magia del mediocampo ahí, justo en el mediocampo, saliendo con Torres como delantero de nuevo. Fernando Torres, a pesar de haber marcado contra Irlanda, demostró no estar muy fino. Los centros con Xavi, Iniesta y Silva jugando en pocos metros no estaban dando el resultado buscado, ya que la presión de Croacia era bastante fuerte, defendiendo con la totalidad del equipo. Alba tampoco supone una alternativa para subir por la banda con garantías y a Arbeloa, de nuevo, ni se molestaban en cubrirle, ni siquiera en pasarle sus propios compañeros; la banda derecha estaba desierta y el lateral del Real Madrid ni siquiera cumplía con su propósito de defender, dando muestras de que es uno de los eslabones más débiles del equipo.
Por si eso no fuera suficiente, la dupla de pivotes defensivos Busquets/Xabi Alonso nos hace perder un jugador ofensivo y entorpecer el juego de los creadores. Por mucho que la gente se empeñe, Alonso no es un mediocentro defensivo. Es un mediocentro que sabe jugar al estilo inglés, coger el balón y patadón para arriba, sin más florituras, ni más experimentos. Al estar junto a Busquets, que siempre busca a Xavi en el Barça y éste, como juega menos adelantado que aquí, inicia las jugadas, los pases de Sergio van a buscar siempre a Alonso que no es ningún creador y ahí empieza el lío del equipo durante los últimos cuatro años. Si dijéramos al menos que recupera balones, pero es que tampoco. Sergio Busquets ha recuperado en un partido los mismos balones (o más), que Xabi Alonso en toda la fase de grupos. Y las estadísticas están ahí para verse, así que cualquier justificación de porqué está en el equipo titular carece de una base sólida más allá de aquellos ultramadridistas que defiendan a un jugador de su club que compite en posición con uno del equipo rival.

Acabado el primer tiempo, el segundo no pintaba mejor. En el banquillo se ve que se prepara Jesús Navas, una alternativa para abrir las bandas, pero un tanto desesperada, puesto que el juego del sevillano es principalmente el de centrar al delantero para que éste remate, no sabiendo definir como bien podrían hacerlo Mata (totalmente olvidado), o Pedro. Pues no que va y saca a Torres, que aunque no haciendo nada es el único delantero centro en juego, para meter a Navas, esperando ¿qué? ¿Abrir las bandas, como me decía un amigo? Para centrarle a quién, ¿al aire? ¿O esperaba Del Bosque que Silva, Xavi o Iniesta, que todos son creadores y no definidores, que el primero ha metido 6 goles, el segundo 8 y el tercero 2 en toda la temporada regular y que ninguno llega al metro setenta, rematasen los balones de Navas? Así que cambia el esquema, pasamos al "falso 9" sin saber quién hace ese papel, con Navas entrando por la banda derecha, llegando al lugar para centrar, levantando la mirada y... viendo que no había ningún jugador de España dentro del área de ataque. ¿Sorprendido? Yo no, ya que hasta en los juegos de fútbol sabes que sin delantero centro, los balones al área suelen caer sobre jugadores rivales.

Y entonces esperas el segundo cambio, mientras los minutos pasan y los croatas, de la mano de Modric y Mandzukic, con Rakitic también, suben y atacan, se desmarcan y se ríen de nuestra defensa (especialmente de los laterales) y meten más delanteros porque el empate ya no les vale y necesitan ganar. Ves que entra Jelavic, que adelantan sus filas y que España sigue atrancada en el juego, sin nadie que culmine las jugadas de los creadores. Pero bueno, el segundo cambio llega: Cesc por Silva. Y te sientes como cuando en el Fifa, cambias a un central por otro central simplemente por gastar el cambio y porque quieres que jueguen todos. ¿Qué pretendía con eso Del Bosque? Solventar el partido, dirán algunos, y "¡Vaya si le funcionó!", dirán otros. España sobrevivió una vez más, gracias a chispazos de calidad de sus jugadores del centro del campo. Un enorme pase de Cesc a Iniesta, que no estaba en fuera de juego por poco, y gol de Navas a pase de la muerte. Los admiradores de Vicente del Bosque gritan y corean que los cambios de Navas y Cesc fueron de él y que por ello ganamos. Claro que sí. Y gracias a que el árbitro se comió el penalti que hizo Busquets previo a esa jugada, que nos podría haber mandado a casa; y gracias a que Croacia, desesperada, hizo entrar a Eduardo y pasó de defender con 8 jugadores a atacar con 8, dejando a la defensa casi sola. Entonces, con el partido a falta de 5 minutos para terminar, da entrada a Negredo... y los que entienden de fútbol y no se ciegan por los colores piensan, "¿Ahora?". Pero celebremos, que estamos en cuartos gracias a Del Bosque, que todavía se permite darnos recitales de que estamos muy subiditos los hinchas por la selección que tenemos y la prensa, esa misma prensa que crucificaba a Aragonés cada vez que pasaba de Raúl, en cada ocasión que España no jugaba bien, empataba o sufría, le lanza rosas al actual entrenador, lo aprecia y le brinda en bandeja las mil excusas que España repetirá como consignas y que el propio Del Bosque se aprenderá para justificar que él lo hace todo bien y que la selección gana por él.

Ojalá hubieran sancionado a Arbeloa y Alonso. Ojalá, contra Francia, jugase Juanfran en la banda, utilizase a Llorente, a Mata, a Negredo o a Cazorla, y supiese usar sabiamente los jugadores que tiene, no haciendo el paripé de, si puede, que todos los futbolistas jueguen un ratito para dejarlos contentos. Hasta el momento, ha hecho los mismos cambios en distinto orden en los tres partidos y el resultado ha salido bien porque tenemos grandes jugadores. ¿Imagináis que hubiese un goleador para culminar las jugadas creadas por semejantes hombres de medio campo? ¿O simplemente un jugador con olfato, como Mata o Pedro? A mí me encantaría, pero dudo que lo consigamos tal y como están las cosas.
Mientras tanto, la prensa extranjera se cuestiona qué le pasa a España y porqué juega tan mal. Aquí no, aquí alabamos a un entrenador mediocre y justificamos su poco conocimiento táctico haciendo grandes a los rivales. Tenemos la mejor hornada de jugadores creadores, defensores y atacantes de toda la historia de la selección española, un Ferrari con un par de jugadores malos que están porque hemos tenido bajas... y ponemos al volante a un niño pequeño que le echa azúcar al depósito de combustible. La que se está desaprovechando.

Puede ser que, dentro de unas semanas, la gente me diga que dudé y que ganamos. En el Mundial tengo claro que no ganamos por el entrenador, dudé y sigo dudando de sus conocimientos y planteamientos, por mucho historial madridista que tenga detrás (nadie se acuerda que en el Besiktas fue despedido yendo quinto a catorce puntos del primero con la que se supone era la mejor plantilla de la liga), pero mantengo la fe de que pierda la arrogancia que ha cogido (algo así como la de Guardiola y su falsa modestia), y se dé cuenta, por una sola vez, que está jugando al límite y a conformarse con un empate y un gol si entra en vez de desplegar toda la magia y explotar todo el talento que estos jugadores han mostrado con creces bajo el mando de otros entrenadores
Leer más...

jueves, 7 de junio de 2012

'Blancanieves y la Leyenda del Cazador'

'Snow White and the Huntsman', de Rupert Sanders. E.E.U.U. (2012)

Cuentan que la reina, la mujer del rey Magus, deseó fervientemente tener una hija tan pálida como la nieve, con el cabello negro cual ala de cuervo y los labios rojos como las rosas, que se convirtiera en la más hermosa mujer y su tesón no tuviera rival. Y sus plegarias fueron escuchadas cuando dio a luz a una niña pálida a la que llamó Blancanieves.Pero la enfermedad se llevó a la joven reina, dejando solos al rey y a la pequeña princesa hasta que una hermosa joven, rescatada de un ejército que se había conjurado a las puertas del reino, conquistó con su belleza y candidez el corazón del rey, quien decidió tomar a esta mujer llamada Ravenna (Charlize Theron), como esposa. Sin embargo, Ravenna se revela pronto como una bruja incapaz de amar y tras el fallecimiento del rey, se hace con el control del castillo y de todas las gentes de los alrededores, ayudada por un ejército y su hermano.

Los años pasan, el reino languidece y la joven Blancanieves (Kristen Stewart), a quienes todos dan por muerta, se ha convertido ya en toda una mujer. Y justo en ese momento, el espejo mágico de la malvada reina le dirá que si consigue el corazón de Blancanieves, será joven y bella para siempre.
Pero justo en ese momento, la princesa escapa, ayudada por cuervos y demás animales, y mientras huye de los perseguidores de la reina y del hermano de ésta, llega al Bosque Oscuro, lugar ancestral y lleno de peligros que la atrapa a la vez que ahuyenta a los soldados.

Dado que la magia de la reina no alcanza al bosque, envía a buscar a alguien que haya logrado entrar en el mismo y salido con vida. Es aquí donde entra en escena el cazador (Chris Hemsworth, alias 'Thor'), un borracho sin rumbo desde que perdiera a su mujer al que le prometen traerla de nuevo a la vida si vuelve con la fugitiva. Pero el cazador, dado su espíritu rebelde, no tardará en cambiar de bando y ayudar a Blancanieves. Mientras huyen del bosque, se encontrarán con mujeres que viven ocultas por el temor a la reina, con un troll guardando un puente (leve detalle "de cuento" que pasa casi desapercibido), así como con ocho salteadores enanos que antes de que el mundo cambiara, se dedicaban a la minería. Tras decidir que es mejor seguir juntos que separarse, aconsejados por el enano más anciano, Muir (Bob Hoskins), y dirigidos por Beith (Ian McShane), partirán al bosque de las hadas donde serán testigos del reconocimiento, por parte del rey del bosque y de toda la naturaleza, de que Blancanieves es la elegida para acabar con el reinado de terror de Ravenna.

La película adapta, de un modo algo más adulto, el cuento de los hermanos Grimm tantas veces llevado a la gran pantalla, dándole un nuevo giro al recaer el protagonismo y la responsabilidad de proteger a la princesa en el cazador y convirtiendo a Blancanieves en algo más que una joven inocente que espera ser rescatada. Con doscientos millones de dólares de presupuesto, esperamos y encontramos unos detallados y logrados efectos especiales, que tienen su mayor exponente en los soldados de cristal negro y los hechizos que realiza Ravenna, como su transmutación en cuervos; así también se ve un precioso bosque de las Hadas, con un enorme ciervo astado y las propias hadas -unos duendecillos feos con el corte de pelo de Ronaldo en el Mundial 98-, y las ilusiones fantasmagóricas del Bosque Oscuro.
No será hasta que la tragedia les llegue que los enanos no se decidirán a apoyar a Blancanieves y al cazador en su lucha contra la tiránica reina. A ellos se les unirá William, amigo de la infancia de Blancanieves, cuyo reencuentro está bastante cogido por los pelos.

Los amantes del cuento clásico disfrutarán con las muchas referencias a la historia: los enanos, el príncipe azul, el bosque y la reunión de animalillos, la bruja-anciana, la manzana envenenada, y así, todos los símbolos y menciones que existen alrededor de la historia.

Sin embargo, aunque parece empezar prometedoramente, la película decae a partir de la mitad aproximadamente. Stewart no es santo de mi devoción y es inexpresiva hasta decir basta; eso sin contar la idea de una batalla final entre los seguidores del padre de Blancanieves y las tropas de Ravenna, donde la protagonista se enfuda una armadura y salta al combate, está bastante trillada (se nota que el productor es es mismo que el de la 'Alicia en el País de las Maravillas', de Tim Burton). El discurso que da carece de fuerza. El personaje del cazador cumple con su rol, pero se convierte en el típico amargado porque la vida le trató mal, con una nueva posibilidad de redención delante y, al final, la película termina haciéndose demasiado larga para lo que nos está contando.

La considero algo entretenida, con muchos guiños, grandes efectos, pero le falta fuerza, siendo las mejores interpretaciones las de Theron, el hermano de la reina e incluso los enanos con su peculiar humor negro. Le doy un 6'3/10.
Leer más...